Google+

martes, 4 de septiembre de 2012

“Antes tardabas tres minutos en dispensar un medicamento y ahora estamos tardando diez”

Tras finalizar la carrera, la idea de María del Mar Sanchís fue tener su propia farmacia. Y así fue cómo esta farmacéutica adquirió la emblemática botica de Rambla de Catalunya, catalogada de interés. Hace 20 años que la compró y después de unos comienzos dubitativos, como todos los inicios, la plantilla fue creciendo con el paso de los años y “de las tres personas que éramos ahora tenemos una plantilla de diez personas”, informa IM FarmaciasY aunque está bastante limitada a la hora de hacer cambios en la farmacia, dada la idiosincrasia de la misma, algunas reformas llevadas a cabo hace unos años la han dotado de un aire señorial/modernista que hace las delicias de todos sus parroquianos. “Hace unos años cambié el suelo, la iluminé algo más, la adapte un poquito a los tiempos modernos, dentro de lo poco que podía, quité los cristales de las vitrinas para que la gente pudiera tocar el producto y bueno, noté el cambio. A los clientes les gustó y eso siempre es importante”. Un aspecto que ha notado también a la hora de vender según qué productos. “Introduje hace cinco años las dietas de celiacos, aparte de la sección de nutricionista, análisis a los clientes, dermofarmacia, dietas proteícas, contamos también con cosmética propia y hacemos fórmulas magistrales tanto propias como para otras farmacias. De hecho hemos notado que desde que hicimos la reforma, los productos de dermoestética es de lo que más vendemos puesto que el cliente puede tocar el producto y eso siempre supone un valor añadido”. Tanto es así que la dermofarmacia tiene un peso muy importante en la farmacia de María del Mar Sanchís. De hecho, la facturación de los productos de dermofarmacia puede llegar a un 50% de las ventas, “que ya es bastante”, afirma. ¿Y en cuanto a las líneas que más venden? Pues, sin duda, Caudalie, Bioderm, Martiderm, Avène, Apivita para temas capilares, “y nuestra línea propia, por supuesto”, añade con una sonrisa. Y si bien todo cambio a mejor es bueno, no han incluido la robotización de la farmacia. Primero, por espacio, y, en segundo lugar, por la ausencia de contacto con el público. “El escollo principal que yo veo con esto es nuestro problema de espacio. Imagino que tiene que funcionar bien en farmacias que tengan muchísimo volumen, mucha rotación de gente, que necesiten agilidad a la hora de despachar. Pero yo veo que pierdes un poco el contacto con el cliente. En mi farmacia, yo creo que de momento no me hace falta. Lo pensé en su día, porque era la novedad, pero hice cuatro números y me di cuenta de que no lo necesitaba, además en el local no me cabía, y después fui abandonando la idea y ahora mismo no creo que me merezca la pena tenerlo. Tengo volumen de gente pero a mí lo que me gusta es estar con el cliente, tratarlo, el contacto directo y eso con un robot se pierde”. Un contacto directo con la gente, con el cliente de barrio, el de toda la vida que le encanta, pero que, en la delicada situación actual, está acarreando sus inconvenientes. La implantación del nuevo sistema de copago sanitario no lleva ni siquiera un mes funcionando pero ya se han desbordados. “Es pronto para conocer los resultados. Estoy de acuerdo en que se tenía que poner en práctica alguna medida, pero no todas a la vez. A nosotros se nos ha juntado la medida que impera a nivel nacional y la que funciona sólo en Cataluña, de abonar un euro por receta, y con todo no podemos”, matiza. Entre otros problemas, el tiempo de atención a un cliente y de dispensación se ha alargado: “antes tardabas tres minutos y ahora estamos tardando diez, y la agilidad que teníamos antes no la tenemos ahora, porque es un proceso muy lento”. Aparte de las quejas continuas de los usuarios. “Es una queja detrás de otra, y otra, y otra. El cliente está cansado. Lo que estamos comprobando es que entra menos gente y la gente que entra, sobre todo a por medicamentos del seguro, te preguntan una y otra vez las cosas, porque no lo entienden, porque no lo tienen claro”. Y a ello hay que unir la prescripción por principio activo, que si bien resulta muy ágil a la hora de dispensar el medicamento porque está todo informatizado, “con este lío del precio menor, el precio más bajo, aquí es donde empezará el problema. Pero, hasta el momento, no he tenido ningún inconveniente”. Y aunque el vaivén de precios ha comenzado, lo que se ha traducido en la bajada del precio de algunos medicamentos, “los clientes más o menos lo entienden, aunque siempre hay alguno que se queja porque hoy podemos suministrar ese medicamento pero mañana no”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario