La implantación de la receta electrónica en España, según han puesto de manifiesto en la presentación del estudio, "se está llevando a cabo a distintas velocidades y con tecnologías diferentes que, en estos momentos, no aseguran la interoperabilidad".
Sefac ha trasladado, por su parte, su disposición a colaborar para mejorar el sistema de receta electrónica y "permitir aprovechar la labor sanitaria que realiza el farmacéutico en beneficio del paciente".
Según ha resaltado la Sefac, la receta electrónica, con el apoyo de la tarjeta sanitaria, "es una de las herramientas tecnológicas que más y mejor podrían beneficiar el trabajo diario de los profesionales sanitarios", ya que, según añade, "puede ahorrar tiempo en consulta, acabar con duplicidades de pruebas y tratamientos y evitar visitas repetitivas a los servicios de atención primaria para recoger prescripciones".
Sin embargo, la Sefac indica que en la práctica su diseño actual "desaprovecha la capacidad de los farmacéuticos comunitarios al no permitir el ejercicio de una atención farmacéutica completa que mejore la calidad asistencial recibida por los pacientes".
El acto de presentación del estudio estuvo presidido por la subdirectora xeral de Farmacia del Servizo Galego de Saúde, Carolina González-Criado, y contó con la participación de la presidenta de Sefac, María Jesús Rodríguez; la presidenta de Sefac Galicia, Ana Rodríguez, y los autores del estudio, los farmacéuticos comunitarios Luis Brizuela, Carlos Antonio Casal y María Jesús Losada.
En dicho trabajo, realizado en farmacias de Galicia, se ha analizado el funcionamiento de esta herramienta tecnológica, tanto desde el punto de vista teórico como práctico, tomando como modelo el sistema operativo en Galicia; la e-receita.
CONCLUSIONES
El objetivo, según han manifestado, ha sido analizar cómo afecta esta herramienta al trabajo de los farmacéuticos y qué resultados está teniendo hasta la fecha. Para ello, el estudio, en su parte práctica, ha analizado un conjunto de 6.702 datos procedentes del registro de 712 dispensaciones electrónicas, de las cuales 451 han sido a pacientes pensionistas y 261 a activos.
En total, esas 712 dispensaciones electrónicas registradas se correspondieron con 1.993 e-recetas (el 71% de las dispensaciones de pensionista osciló entre 1 y 4 e-recetas, mientras que el 80% de las dispensaciones de activos incluye entre 1 y 3 e-recetas).
El tiempo medio obtenido para cada una de las dispensaciones se cifró en 141 segundos para los pensionistas y 116 para los activos, teniendo en cuenta que cada dispensación conlleva distintos procesos —operativos, de soporte y de atención farmacéutica—. Sin embargo, el estudio considera que una "dispensación ideal" requeriría 250 segundos —unos 5 minutos—, lo que coincide con el tiempo reclamado por otras profesiones sanitarias para dar una "adecuada atención y al que se debería de tender", según sostuvieron.
Entre sus principales conclusiones, el estudio destaca que en la actualidad la receta electrónica "funciona más como herramienta para la gestión administrativa y el control del gasto en medicamentos, que como un instrumento para mejorar el seguimiento farmacoterapéutico de los pacientes y la detección de problemas relacionados con la medicación".
Según han criticado, el farmacéutico "no puede comprobar la utilización por parte del paciente de otros medicamentos distintos a los prescritos, si el paciente presenta enfermedades concomitantes, alergias, contraindicaciones e interacciones", entre otras.
El estudio destaca que el sistema de receta electrónica "no está diseñado como herramienta de trabajo para facilitar el ejercicio de la atención farmacéutica en la farmacia comunitaria". A pesar de esto, en el estudio las farmacias participantes detectaron un 4 por ciento de "potenciales resultados negativos" asociados a la medicación.
Entre otros "inconvenientes", han apuntado que "no tiene implantado un módulo de atención farmacéutica" para reflejar actuaciones relacionadas con el seguimiento de los tratamientos, la aparición de problemas relacionados con la medicación y otros.
Asimismo, la Sefac ha indicado que "no deja que el farmacéutico introduzca información en el sistema", lo que, según critica, "impide que el paciente pueda tener una historia farmacoterapéutica actualizada y más completa".
Tampoco, según la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria, permite el registro de medicamentos que no necesitan receta, "con la consiguiente omisión de esta información en su historial farmacoterapéutico", precisa, y añade que "no tiene en cuenta la adherencia al tratamiento de los pacientes".
En lo que se refiere a la comunicación con el médico, subraya que "ésta no es instantánea, sino que el médico visualiza el mensaje del farmacéutico cuando el paciente vuelve a consulta y pasa de nuevo su tarjeta sanitaria por el sistema".
DESIGUALDADES
Asimismo, el estudio impulsado por Sefac también ha revisado la situación de la receta electrónica en el resto de España. La conclusión principal es que la implantación de la receta electrónica "se está llevando a cabo a distintas velocidades y con tecnologías diferentes que no siempre son compatibles".
De este modo, recoge que Andalucía, Extremadura, Cataluña y Baleares "serían las más avanzadas con una implantación generalizada", mientras que Galicia, País Vasco, Canarias y la Comunidad Valenciana "serían las otras comunidades autónomas más avanzadas, con una receta electrónica ya operativa pero con algunas zonas aún por implantar".
El estudio también llama la atención sobre el hecho de que, hasta el momento, los modelos autonómicos de receta electrónica, "son incompatibles entre sí". "Esto es especialmente trascendente si se tiene en cuenta que una de las principales potencialidades de la receta electrónica es permitir que los pacientes puedan acceder a sus recetas, aunque se muevan por distintos territorios", recuerda la Sefac.
Con todo, la Sefac incide en que las medidas aprobadas a través de los Reales Decretos leyes 9/2011 y 16/2012 para garantizar la interoperabilidad de la tarjeta sanitaria y el aumento de la prestación de los asegurados, "puede ser una oportunidad de mejora para hacer factible la integración real y efectiva del farmacéutico comunitario en la prestación farmacéutica ambulatoria". En este sentido, la Sociedad se ofrece a colaborar con las administraciones sanitarias en la consecución de este objetivo.
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